Gracias, Modigliani, que sufriendo y viviendo tan pocos años, nos dejaste pinturas tan bellas que nos ayudan a sentir menos el dolor que nos llega en silencio. Aquí me refugio, en esta soledad, para tratar de gozar nuevamente de todo aquello que en un tiempo, que me parece lejano, alegraba mis sentimientos y alentaba mis ilusiones.
Como me dije una vez, en este lugar, debo repetir, una y mil veces: Hoy he nacido... hasta que realmente lo sienta así.
Con afecto. Adal.