martes, 21 de julio de 2009
EL PLACER DE UNA NOCHE
“¡Cuánta alegría llegué a sentir la noche pasada! Sería inmortal si obtengo una noche semejante!
¡Oh, noche resplandeciente! ¡Y tú, oh lecho transformado en placer para mis delicias!
Cuántas palabras nos dijimos a la luz de la lámpara y cuántas risas hubo después de apagada la luz.
Unas veces con los pechos desnudos me hostigaba en amorosa lid, y otras, con la túnica puesta, hacíamos una pausa.
Ella abrió con su boca mis ojos cerrados por el sueño y dijo: “¿Así es, perezoso, como haces tú el amor?”
Con qué variedad de abrazos estuvimos estrechándonos. Qué largo tiempo se detuvieron mis besos en tus labios. No se debe echar a perder el placer moviéndose a oscuras. Has de saber que los ojos son los guías del amor.
Se dice que Paris se enamoró de Helena cuando, desnuda, salía del lecho de Menelao.
Y si te obstinas en no acostarte desnuda, te rasgaré la túnica y sentirás mis manos.” (*)
(*) Esta página pertenece a “Elegías” del poeta latino Propercio, nacido en Umbría, aproximadamente, en el año 47 a.C.
Con el afecto de siempre. Aldebarán.
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